Las gotas de lluvia golpeaban mi ventana, uniéndose al imparable sonido de las manecillas del reloj. Los segundos iban avanzando. Mis ojos seguían las letras unidas en palabras sobre las hojas de mi cuaderno, pero no me podía concentrar. No había forma. Era imposible. El cuestionamiento constante de la vida no me dejaba tranquila, y es que las heridas del amor aún no habían sanado. Y como si eso no fuera suficiente, la soledad en la que me encontraba parecía burlarse de mi estado. Y al analizar ese momento, tan típico y patético de un día de invierno, me reí. De mi misma, y de mi forma de ver las cosas. Bastó un segundo para hacerme reaccionar, y me di cuenta de que aún me quedaba mucho por vivir. Cerré el cuaderno resignada, y me decidí a vivir una vez más, dejando atrás todo pensamiento, porque nada, absolutamente nada hasta ese momento había impedido que me levantara luego de caer. Y esta no sería la excepción.
♥ 18:41
"Sus ondulados cabellos, humedecidos por la lluvia que caía, brillaban haciendo juego con sus ojos. Aquellos ojos color miel, que me miraban con una ternura incomparable, y sin una razón aparente. Y claramente, los nervios me comían por dentro cada vez que sus ojos se posaban en mí. Cada vez que su anatomía caminaba en alguna dirección cercana a mi posición. Sonreía, transmitiendo alegría. Sus ojos reflejaban la pureza de su ser. Y es que… ¿Cómo un chico podría ser tan increíble? Mis ojos no se despegaban de él. Mi corazón se aceleraba con cada mirada, con cada sonrisa. Sentía como mi respiración se cortaba al tenerlo cerca, seguida de respiraciones profundas. ¿Síntomas de enamoramiento? Imposible. No llevaba más que horas con él, o menos incluso… Pero él no era el típico chico. Definitivamente, él era especial. Y yo, de normal… Absolutamente nada. Entonces, su mirada se encontró con la mía, provocando en mi interior exactamente lo que temía… Y ahí fue cuando supe que me estaba enamorando de él..."
Así fue como me sentí...
♥ 21:18
Debe de ser imposible precisar cuándo empieza el amor. Trazar una línea. Imposible. Al principio es una cosa vaga, un cosquilleo sin motivo, un deseo efervescente de ser bueno y hacer a todos felices en torno. También una extraña tristeza, a ratos; una tristeza también sin motivo. Un deseo alternado de llorar y reír, y de hablar en voz baja; de cantar –yo, con mi oído de tarro– o de echar a correr hasta caer agotado.
♥ 21:17